Mundo

Bukele en la Mira: Un Segundo Mandato Bajo la Lupa Histórica en El Salvador

En 2024, Nayib Bukele continuará en la presidencia de El Salvador, lo que ha llevado a algunos historiadores a compararlo con el último presidente reelecto del país, Maximiliano Hernández Martínez.

Una encuesta de la Universidad Francisco Gavidia muestra que la mayoría de los salvadoreños están contentos, aunque también revelan que desconocen sus derechos políticos. Otra encuesta de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas indica que más de la mitad de la población tiene «más cuidado» al expresar sus opiniones y que el 42% no sabe qué es la democracia.

En este escenario, Bukele se mantiene en el poder tras una controvertida reelección, disfrutando de gran popularidad. Su “guerra contra las pandillas” ha sido bien recibida, a pesar de las críticas por su incursión armada en el Congreso, la destitución de la Corte Suprema y la Fiscalía, el despido de jueces, la detención y muerte de sindicalistas bajo custodia estatal, denuncias de tortura en las cárceles, un régimen de excepción permanente y el fracaso del bitcoin en la economía nacional frente al aumento del costo de vida. Sin embargo, la población sigue feliz y el oficialismo celebra con mayoría en el Parlamento y la reelección del presidente milenial.

La reelección presidencial no se veía en El Salvador desde el siglo pasado. «La última reelección presidencial en El Salvador fue en febrero de 1944, cuando una Asamblea Constituyente reeligió por segunda vez al general Maximiliano Hernández Martínez. La primera reelección fue en 1939», explica Héctor Lindo Fuentes, profesor emérito de historia en la Fordham University.

El recuerdo de Hernández Martínez genera preocupación, por lo que el oficialismo trató de calmar las críticas a través del vicepresidente Félix Ulloa, compañero de fórmula de Bukele. «Nuestro presidente siempre ha actuado respetando la ley y el Estado de derecho. Nunca ha tenido que comprar gobernabilidad en la Asamblea o intervenir para modificar un fallo de la Corte Suprema de Justicia. Para Nayib, la norma primaria es la Constitución», dijo en un video a la diáspora en septiembre de 2023.

¿Vuelve El Salvador al siglo XX?

Carlos Cañas Dinarte, investigador y autor, observa similitudes entre la sociedad salvadoreña bajo Bukele y la de Hernández Martínez. «Veo dos sociedades sumidas en la ignorancia, a pesar de la tecnología digital en 2024. La población está sujeta a la manipulación mediática del oficialismo y las voces disidentes son silenciadas», asegura el historiador.

«Es curioso que las últimas molestias contra el gobierno de Bukele provengan de la destrucción del patrimonio cultural como el Palacio Nacional y el mural de monseñor Romero. También ha habido muchos videos virales y expresiones de oposición en el interior del país. Esto también ocurrió en abril y mayo de 1944, cuando personas de clase media y alta repartían volantes denunciando al ‘martinismo'», añade Cañas Dinarte.

Lindo Fuentes recuerda que, durante el mandato de Hernández Martínez, el partido Pro-Patria controlaba completamente la Asamblea Legislativa, todas las municipalidades y el Poder Judicial. El Estado de sitio prevaleció durante gran parte de los 13 años de gobierno y el Ejecutivo tenía su propio aparato propagandístico.

«En 1944, al igual que ahora, los diputados del partido oficial justificaban su apoyo a la reelección alegando la ‘soberanía popular’ y que el gobernante tenía virtudes únicas», dice Lindo Fuentes, quien aclara dos diferencias importantes: «Bukele es popular» y «a Hernández Martínez lo reeligió una Asamblea Constituyente y no el voto popular».

«La misma Asamblea Constituyente que reeligió a Hernández Martínez hizo cambios a la Constitución que eliminaban los contrapesos al poder Ejecutivo, permitiendo arrestos arbitrarios, expropiaciones y restricciones a las libertades de prensa y asociación», sostiene Lindo Fuentes.

Cañas Dinarte comenta que, «el gobierno martinista proclamaba la ausencia de criminalidad, aunque en San Salvador había un promedio de diez robos diarios. La propaganda oficial fue tan efectiva que aún hoy, algunas personas creen que el ‘martinato’ pagó la deuda externa y combatió la criminalidad».

«Es importante señalar que el gobierno que asumirá el 1 de junio de 2024 es inconstitucional e ilegítimo, violando siete artículos de la Constitución», argumenta Cañas Dinarte. «La propaganda oficial ha hecho creer que la reelección es necesaria para que los mareros capturados no sean liberados. Una mentira más convertida en verdad a golpe de tuit, videos en YouTube y una maquinaria de manipulación de la opinión pública», concluye.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba